14 de junio de 2011

Tu forma

Para B.P.

Tampoco se te quita esa forma de los dientes
aunque pienses que has cambiado;
la mirada que atraviesa las intenciones
ni la piel blanda y dulce de tus senos
y tus labios como tus pezones, pequeños y definitivos:
formas en que el amor renace con la contemplación.
Evoco las ganas y el placer de sentirte viva aunque errada;
imaginaste la existencia como un descubrimiento
del desprecio mutuo y la decencia pusilánime.
Te resistías al origen del carácter como
una perra embustera y por eso te he querido siempre.
Sabías qué juego te acomodaba para ganar,
sabías tus sensaciones y cuándo ibas a dejarme y
cómo no podía realmente hacer nada.
Ahora mismo te necesito y así lo digo
con las palabras más pedestres del imaginario,
pero me sirven, me funcionan, como alguna vez
el ladrido de los perros acompañando nuestros ajetreos
y como fue el vino y las sombras,
las palabras ausentes en la borrachera,
el "de veras te quiero" cuando nos amábamos;
por eso tenías que hacerte lejana, a través de mí
y no desde mí, no conmigo.
Sin embargo nunca perdiste los besos delgados,
ni esa caída en tu nariz ni tus pechos tan grandes
como la necesidad en el mundo,
tus senos de madrugada soñolienta,
tus senos de calor en la sustancia,
tus senos de soledad amordazada,
tus senos de estambre y terciopelo,
de playa desnuda y mojada,
tus senos de tarde en la espera,
tus senos de tinta pálida derramada,
tus senos de fin de mundo y amigo solitario y
malidecente al final del tiempo,
tus senos de blanco amanecer insomne,
tus senos de tumulto enardecido,
tus senos igual que tu boca: tu boca de algodón
y el filo endeble de tus brazos sin color;
y tu manera de lograr lo que deseaste
aunque algunas cosas fueron tonterías;
en una pequeña cima del mundo despreciándonos a todos,
eligiéndonos, tan iguales como siempre.
Con tu sincera amistad que nadie necesitaba
y tu vida desintegrada a causa de la sonrisa
que te llenaba la cara.
Y mis manos a través de tu juventud mojada y virgen
como tu piel de papel cebolla
¡Cuántas ganas de destruirte en un beso, que dosificaste
con tus manera limpias y la levedad acariciatoria
de tus dedos! El punto luminoso y etéreo sobre tu ojo:
precipicio donde se oculta la flor de fuego;
y el perfecto nudo de tu lengua siempre agitada,
obligada a la mesura. Pero tu calor no cambia,
tu calor que lleno las líneas de mis manos
con secretas escrituras de un destino que
quisieron moldear los idealistas cursis del amor eterno,
cuando pensamos en arrojarlo al abismo para que lo incendiara
y calentara la tierra frígida de nuestras emociones.
Se detuvo tu sangre y se contrajeron tus órganos
en el espacio vacío cuando te llenaste de lindas trivialidades,
de horas en los sitios de moda, como hacen las chicas de ciudad
y te olvidaste de todo y te llenaste de mustias amistades
para no escuchar eso que te arañaba las piernas y el vientre
y te reventaba la mirada porque sabías que ellos
querían de ti nada más que a ellos mismos.
A pesar de todo, seguirá tu piel intacta como tus senos
adormecidos y tus pezones inconmovibles hasta mi regreso;
tus labios tiernos y despiadados en la piel del suspenso
y tu voz como tus pasos que serán tu forma.

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